Maya Deren, pionera de la videodanza
Gabriela Jiménez Bernal
Es por la sutileza y belleza poética que utilizó para captar el movimiento, que la rusa Maya Deren (1917-1961) es considerada la pionera de la videodanza, un arte que hoy se ha consolidado como un lenguaje artístico independiente, a través del cual quedan registrados momentos únicos de la actividad dancística mundial. Si bien en el mundo de la cinematografía es mejor conocida como la madre de cine underground, no debemos olvidar el gran aporte que hizo Deren a la historia de la danza. Esto se entiende por los primeros contactos profesionales que tuvo y que determinaron su interés por el lenguaje del cuerpo en movimiento. En principio, hay que decir que su verdadero nombre fue Eleanora Derenkowsky. Nació durante la revolución rusa, situación que la obligó a ella y a su familia a emigrar Estados Unidos en 1992. Aquí estudió periodismo, oficio que desarrolló en los ámbitos de la antropología, la poesía y la danza; siendo éste su primer contacto con dicho arte. Su segundo acercamiento con la danza ocurrió cuando trabajó junto con el grupo de danza de la bailarina, antropóloga y coreógrafa Katherine Dunham, quien popularizó las danzas afrocubanas y afrocaribeñas, además de escribir una tesis sobre las danzas de Haití. A partir de entonces, su pasión por la danza creció, a tal grado que después de filmar Meshes of the Afternoon (cinta de 1943 que se convirtió en un parteaguas en el séptimo arte) se interesó por hacer películas donde incorporaba cada vez más la danza o la expresión corporal, a tal punto que comenzó a desarrollar el cine-dance film, que hoy se conoce como videodanza. Maya Deren fue la mejor cineasta independiente experimental de su época. Los especialistas han asegurado que marcó el nacimiento de una vanguardia americana. Su producción ha sido definida como poemas visuales o sueños convertidos en filmes. Su estilo era único: el uso de la cámara lenta, paneos de sutil movimiento y continuos planos subjetivos. Esto permitió que sus films fueran como ensayos sobre el tiempo y el espacio, donde se ponían al descubierto los sentimientos, ansiedades y emociones de la propia autora. A esta mujer se le sigue reconociendo porque aportó, junto con otros artistas, el primer videoarte, que determinó el surgimiento de un nuevo refinamiento estético. Y es que utilizó al cine no sólo como un instrumento generador de historias, sino de exploración espiritual y de extraña narrativa poética.