_ Paco Nadie

Durmiendo en la orilla (el desierto de lo real) I & II
Papel Lambda laminado en mate sobre dibond 1189 x 668 mm

 

Durmiendo en la orilla

Un poema audiovidual inspirado por El cementerio marino de Paul Valery, el tiempo, la muerte, la técnica, el problema de la representación, los mundos virtuales y la diletancia de estos años de crisis occidental. palabras que conducen reflexiones en tono filosófico para acompañarnos por paisajes virtuales y marcianos, entre el barroco y el románticismo.


¿Qué es esta originaria situación humana oscurecida
por la existencia cotidiana y que nos vemos obligados
a esconder de nosotros mismo?

Martín Heidegger

Nos parecemos a las olas,
ya te lo dije,
repitiéndonos y tan distintos.
Somos como ese ruido que hacen al romper.
Se parece tanto a todo
como estas palabras queriendo llegar.

La historia nos distrae.

Estamos durmiendo en la orilla
desde hace tanto que nada parece haber pasado.
Nada tras la nada más oscura,
nada importante, hasta la muerte.
Ciencia, verdad,
nosotros somos los restos.

Sobre esta ‘sobrenaturaleza’ oculta
hemos decidido imaginar el mundo,
un mundo lejos del mundo,
“la vida como fabricación de sí misma”.
No hay forma más lenta de morir que soñar.
Es como esperar a que nos arrastre el tiempo,
vivir así en la nada.

En este ilusorio parpadeo,
“entre el abismo y el puro suceso”,
aspiramos a algo más que a la invención.
Un instante, en cuya superficie yacemos quisiera ser el mundo.
“Labores puras de una causa eterna”.

Oh, pájaro del sueño,
Dichoso aburrimiento que anida en la paciencia,
das el don de la escucha y callas.
Frente a este ruido, el tiempo.
El golpe rosa constante,
la lengua que erosiona el hueso y la piedra,
el olvido que inunda esta playa,
el desierto de lo real, la duda,
y por fin, la inquieta rendición del asombro.

¿Qué es lo que cambia el rumbo de estas olas?,
¿qué rige esta masa que ruge más acá del mar?

Se intuye el rumor impreciso que mece la resignación.
Desde la mentira, nos abruma el riesgo,
La paradoja de esta incesante suma de infinitos,
luces que simulan ser sombras,
en la que rompe este mar de imposibles.
“Pereza es el futuro”

Aquí sólo el parecido es razonable.
"Sólo la poesía encuentra su acomodo"
elogiando el error preciso, la espera ociosa.

Una sábana, una toalla, un sudario.

Seguimos viajando a la deriva.
Miras arriba y te arropa tu pequeñez.
El miedo es un arma contra la negación.
Miras a esta pantalla y no ves nada.
Ya casi te has rendido.

Miras afuera y ahí estas, dentro.
Participando del fondo en un sueño colectivo.
(Miras al suelo y no entiendes nada).
Allí resuenan todas las fuerzas que nos mueven.
Vamos de la retórica del azar al afecto de la aritmética.

‘Donde está el peligro está lo que salva’.
La curiosidad que acerca las dudas
aleja la certeza diluida entre preguntas.
Una almohada soporta el peso de occidente.
Sólo el escéptico duerme entre estas rocas.
El mármol de las estatuas, la lápida de los deseos.
El cielo está más cerca de esta piedra que parece el mar.

Toda la magia desaparece entre números,
y un contable alumbra nuestros destinos.

En esta representación dormimos,
descansando sobre estas tumbas.
Son innumerables los héroes caídos
persiguiendo el caparazón varado.

Enterrada con cada grano de arena, arrojada,
toda ilusión de resolver se vuelve iconoclasta.
Entre esta superficie y su piel ajena,
en esta dividida lentitud nos detenemos.
“Parpadea el tiempo y es sueño la ciencia”.

Siguen llegando otros cuerpos invisibles,
desde la intuición de esta marea al absurdo.
Semillas infinitesimales,
geometrías imperfectas del mundo,
no más puras que las nuestras,
nos dicen donde estamos,
recreándonos en este espacio sin lugar.

Una máquina busca vida en otras tierras.
Observa los paisajes de otro planeta.
Mil inmigrantes naufragan ante esta costa.
Recuerda, estamos en el devenir de esta vaga información.

Ahí fuera nos cubrirá su olvido.
Los latigazos del viento en nuestra espalda dorada.
El drama del progreso innombrable
perdido en el frío de esta noche de estado
en la que ni el verbo puede salvarnos
de esta imagen bastarda de lo eterno.
Nos devora el enigma de lo imposible.

Materia y distancia.
Un arma arrojadiza oculta más de lo que enseña.
Sólo el que adelanta su traición se encuentra.

“Titila el tiempo y es sueño la ciencia”.
En este cementerio de infinitos que es la vida,
Me invade, sobre todo, la indiferencia.
¡el mar fiel duerme allí entre mis tumbas!

Paco Nadie.



 


 



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