Los contornos vagos e imprecisos de las formas representadas tienen la suficiente fuerza para entablar un diálogo entre el espectador y la obra, captando matices sutiles, nebulosos y difusos, esbozando subjetivamente una soledad acompañada. Una metafórica composición sobre al paisaje exhalado, una puerta que accede al aislamiento y a la propia naturaleza de la monotonía. La presencia persigue una supuesta interrelación del ser humano con un entorno menos inmediato. |
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