REPLICA ME- adriana rodríguez

intervención sobre el espacio y los muros del centro de Arte

collage fotográfico (copia) y grafito y rotulador sobre los muros de la Casa Duró
caja con sobres cerrados

2006

caja con sobres (numerados) REPLICA ME
intervención - fotografía: gema ramos

fotografía: rocío pinín


cabrón - AZO, Tú (Intervención con grafito y rotulador sobre la pared) Puta ( intervención directa sobre  la esquina izquierda en el descansillo de la escalera que lleva al segundo piso del centro de Arte )

No tengo absolutamente nada que decir


Réplica: El museo imaginario de Adriana Rodríguez se inscribe en una fórmula que se remonta a Duchamp y ha llegado hasta nuestros días de la mano de Sandra Gamarra. La galería de arte de la colección de Adriana reúne una serie de pinturas que indagan en el pasado apropiándose de su iconografía, pero introduciendo elementos gamberros, como signos, «graffiti» y marcas, que expresan la confusión del momento, las ruinas del arte. Esta sensación de agotamiento lo acrecienta la acumulación de cuadros, su disposición en la pared y la saturación de mensajes. Una pieza sin la radicalidad que podrían hacer presagiar sus formas, pero de indudable inteligencia crítica. Jaime Luis Martín - Los siete de la diecisiete, La Nueva España (2006-10-18)



Héptasis 07. Muestra de Artes Plásticas de Asturias, 2006-07


Adriana Rodríguez y el papel de la pintura - De células y viajes. Casa Municipal de Cultura de Avilés, Agosto/2007:

Vista de la Esposición

La visión diociochesca de un gabinete atestado de cuadros atrajo la atención de Adriana, aún ocupada en desmenuzar las paredes materialmente forradas de estampas, llenas a su vez de seres y de cosas, hundiendo más y más la mirada en el inacabable horror vacui con la misma inquietud de Alicia, el personaje de Lewis Carrol que Alejandra Huarte utiliza como símil en el texto de presentación de la exposición: (..) Es un proyecto inmenso, inabarcable. El camino estaba ya trazado, el pasadizo para atravesar el espejo ya existía. Alicia lo recorre con sus armas: investigación, aprendizaje, instantaneidad, ironía, sarcasmo. ¿Qué pretende? Tener su propio museo, su propia colección. Una colección de estudio, una colección en la que vemos evocadas piezas magistrales del arte junto con otras más desconocidas. Todas ellas tienen en común que Alicia se ha apropiado de sus células para, una vez pasadas por el tamiz de su perspectiva, crear obras nuevas. Obras aparentemente no tienen mucho (o nada) en común con sus homólogas investigadas. Porque han sido diseccionadas para hallar dentro la sustancia necesaria con la que alimentar nuevas visiones, nuevas ideas. El fin buscado es tender puentes entre un arte histórico y el suyo, contemporáneo, desmitificado. No sólo se trata de establecer lazos con el pasado, también con el presente más inmediato que es el espectador contemplando la obra en tránsito, abierta. Cada persona puede poseer una o varias interpretaciones distintas de la obra, fruto de continuas rectificaciones prácticas que quedan expuestas en el resultado final. Pero siempre, por encima de todo, está el goce del viaje cuando no existe un destino en mente.