Alfredo González Colunga (Oviedo, 1963)

La utopía está aquí - instalación - panel de 1 m. por 1 m. entre los dos ascensores - 2007


Alfredo   González Colunga (Oviedo, 1963) es guionista y realizador. Actualmente se dedica al videoarte y al ensayismo. Ha publicado artículos sobre energía en La Nueva España y en las revistas "Contribuciones a la Economía", editada por el grupo de economistas EUMED de la Universidad de Málaga y en "Tendencias 21", revista de divulgación científica en la Red. Trabajó durante 6 años en el Area de Medios Audiovisuales de la Universidad de Oviedo y ha escrito y dirigido más de 60 audiovisuales en el campo de la divulgación científica, cortometrajes, mediometrajes, realizado instalaciones audiovisuales, y desarrollado en el terreno de la producción audiovisual dos patentes actualmente en desarrollo.

"La utopía está aquí" es un texto breve en el que se introduce a una visión sistémica de la Historia, entendida como la interacción entre sistemas en competencia por la energía disponible. Esta interacción permite hablar de dos grandes tendencias históricas: expansivas, coincidentes con aquellas fases históricas en las cuales la energía disponible -fuera ésta tierras, plata, carbón o petróleo- tenía una apariencia ilimitada, lo que generaba expectativas democráticas y liberalizadoras, y otras en las cuales se localizaban los límites de esta energía, lo que ha producido en cada etapa de estas características fenómenos de concentración de la riqueza, incremento entre las desigualdades ricos-pobres y renuncia a las utopías, convertidas, debido a la limitación de la energía disponible, en distopías inabordables. Esta clasificación permite diferenciar entre grandes ciclos expansivos y recesivos, modernos y posmodernos, utópicos y distópicos. La limitación energética percibida desde 1973 hasta la época actual muestra nuestra época como posmoderna, y permite señalar un horizonte de cambio que requiere la generación de una nueva energía de apariencia ilimitada, basada en el hidrógeno.

objetivos: dar a conocer la perspectiva histórica que en el se describe como hacerla activa, es decir, ofrecer a estudiosos y teóricos del arte que la integren como un modelo de análisis más en su hermenéutica.

Intervención Inaugural. Alfedo Colunga mostrando su obra. Fotografía: Begoña MuñozLa Utopía Está Aquií de Alfredo Colunga. Fotografía: Begoña Muñoz


 

LA UTOPÍA ESTÁ A LA VUELTA DE LA ESQUINA.

1- algunas cuestiones respecto a los Sistemas organizativos y su relación con la energía disponible.
Un sistema organizativo –ser vivo, empresa, sociedad- requiere una energía para su funcionamiento. Ese sistema organizativo será abierto, es decir, necesita esa energía para
a) mantener su funcionamiento
b) capturar más energía futura y mantener dicha estructura.
Por lo tanto, independientemente de su complejidad interna y del tipo de energía requerida el sistema dispondrá de tres tipos de elementos:
- sensores , capaces de localizar la energía externa que el sistema necesita.
- herramientas capaces de capturarla.
- un sistema decisor que determine qué hacer en cada momento con la energía disponible.

El artista , en esta división, forma parte del grupo de sensores, localizadores de nuevas energías, nuevas formas de expresión y comprensión del entorno.
Para una mejor visualización de esta idea supongamos que un sistema organizativo se desenvuelve en las dos dimensiones de un plano, que en ese plano existe un banco de energía de radio RE, y que en el centro de ese banco de energía se sitúa el decisor del sistema organizativo. El decisor dispone de un sensor S, cuyo radio de localización RS es inferior al radio del banco de energía, y unas herramientas para capturar esa energía cuyo radio de acción RH es, a su vez, inferior al radio de acción de los sensores.
Es importante destacar que aunque la energía disponible, de radio RE, sea limitada -es decir, su radio es finito-, el sistema organizativo no dispone de este dato. Dado que su radio de localización de esa energía RS es inferior a RE, consideraremos que la energía disponible tiene, para ese sistema organizativo, una apariencia ilimitada.

2- Estrategia expansiva y recesiva.

En un estado de cosas como el descrito la estrategia a seguir por el decisor será expansiva , esto es, consistirá en capturar mediante sus herramientas la energía disponible e invertir en sus sensores , para continuar localizando energía, y en sus herramientas, para capturarla.
Aceptando esta idealización es posible concluir que si este proceso se mantiene durante un tiempo llegará el momento en el que, mediante un proceso continuado de inversiones en sus sensores y un consiguiente aumento del radio de acción de los mismos , el radio de localización de los sensores RS llegue a coincidir con el radio RE del banco de energía . Dicho de otro modo, el sistema organizativo habrá localizado toda la energía de que dispone y su estrategia óptima se volverá recesiva , esto es, dejará de interesarse –invertir- en la búsqueda de energía exterior al sistema y se concentrará en el uso optimizado de la energía disponible restante.

3- Su aplicación al terreno del arte:

Expansión significa que los límites energéticos no han sido localizados, por lo que la inversión en sensores resulta rentable no sólo en la localización de esos límites sino, muy especialmente en el terreno del arte, en su aprovechamiento mediante nuevos proyectos y expresiones de esa viabilidad energética.
Recesión significa aparición de un límite y por ende la limitación de la generación de proyectos cuyas bases no estén razonablemente amparadas por ese límite en la disponibilidad energética y en lo que permite.
Aplicado esto al terreno del arte podemos hablar de grandes corrientes expansivas , son aquellas que buscan nuevos modos de expresión , o los exigen, y recesivas , corrientes que optimizan los modos ya existentes o reflexionan sobre ellos . Las corrientes expansivas y recesivas se corresponden con las fases expansivas y recesivas de las civilizaciones que las sustentan.
El imperio griego, el romano, la época actual, cualquier civilización será susceptible de establecer una división temporal entre fases expansivas y recesivas . Las expansivas serán aquellas en las cuales la energía disponible se aparezca como ilimitada. En los imperios clásicos, esto equivale a las fases de expansión territorial en las cuales el crecimiento se aparece como continuado e interminable. En estas fases –democráticas- las tierras conquistadas tenderán a repartirse de una manera homogénea (ante la apariencia de una tierra ilimitada, tierra para todos).
Las fases recesivas llegarán con la limitación de las tierras por conquistar y, en consecuencia, por la competencia por la posesión de la tierra ya conquistada: generación de latifundios y la consiguiente división entre poseedores y no poseedores de tierra, incrementándose la diferencia entre ricos y pobres.
En coincidencia con estas fases el arte vive a su vez etapas expansivas o recesivas, es decir, se encuentra en una fase creciente –innovadora- o se ha asentado y tiende, más que a la innovación, al perfeccionamiento de los procesos conocidos, en una fase de maduración. Aplicadas estas dos fases al terreno del arte, se puede establecer un conjunto de grandes grupos, coincidente con los ciclos históricos expansivos y recesivos, que podríamos resumir según la terminología actual en modernos y posmodernos, ciclos que se repiten históricamente.
En una visión histórica general expansión equivale a democratización, recesión, a tiranía.

4- Otras características se asocian al arte expansivo y recesivo:

-El arte expansivo tiende a ofrecer visiones abiertas, nuevas –expansivas- del individuo o del conjunto de la sociedad . En una sociedad expansiva el ideal utopista: dada una energía (tierra, oro, petróleo) de apariencia ilimitada, reclamemos tierra para todos, derechos para todos, libertadas para todos. En paralelo, el artista tratará de representar arquetipos, bien individuales, bien sociales (modelos sociales de la sociedad en su conjunto) en los que se representan tales ideales..
- El segundo, arte recesivo, se suele identificar con determinadas clases o grupos sociales dominantes , en un reflejo de la división social que genera la fase recesiva en la que se enmarca y en la que los límites en la disponibilidad energética nos dicen: “o para ti, o para mí” . El artista, para subsistir, se asocia a la clase dominante representando sus pulsiones, y olvidando, como la sociedad misma, los ideales utópicos, que se presentan como inalcanzables.
Fase expansiva equivale a decir que la energía, de apariencia ilimitada, genera una sensación de optimismo –que en ocasiones se convierte en vértigo- y exigencias del tipo “todo para todos”, mientras que la limitación energética de las fases recesivas extiende la idea del “o para ti o para mí”, desbancando a las utopías y generando bien la exigencia de lucha del artista por sí mismo –y desbancando el trabajo del artista como representación de cualquier individuo-, bien la incorporación al grupo social en el que el individuo percibe mayores probabilidades de supervivencia: el artista no se expresa en representación el individuo o la sociedad, sino por sí mismo (autoreferencialidad), o por algún grupo social en particular por el cual espera verse amparado (institucionalismo, feminismo, arte corporativo –publicitario- o cualquier otro). El arte así generado no cuestiona el estado de cosas, no propone proyectos sociales, sino que se ampara a sí mismo y al sistema que lo provoca, protegiéndolo.

5- Modernidad y posmodernidad.

En nuestra época, y desde la segunda guerra mundial, podemos establecer dos períodos claros. Un primero, de 1945 a 1973, en el cual la energía que hacía mover el mundo (equivalente a la tierra de la época griega o romana) era un petróleo de apariencia ilimitada. Esta apariencia de ilimitación energética facilitó la generación de idealismos y utopismos con su plasmación correlativa en diferentes tendencias artísticas. Los “felices 60” son el epítome de esta tendencia. Desde el 73, con la aparición de una limitación energética –expresada económicamente en la formación de cárteles capaces de imponer un precio- el “paz en el mundo y libertad” fue bruscamente sustituido por el “no future”, y el arte para el individuo fue sustituido progresivamente por el arte para los representantes de un poder que se ha ido concentrando progresivamente en competencia por la energía limitada restante: la consecuencia: la sustitución de la modernidad por el arte institucional, el arte publicitario. La mirada al futuro –moderna- sustituida por el autoanálisis en el que la narración –entendida como camino hacia un nuevo estado de cosas- se desintegró: la limitación energética es una barrera temporal que se cierne sobre nosotros –el petróleo se acabará- así que, ¿para qué hablar del futuro si no es para negarlo?

6- Hacia una nueva modernidad.

Si la razón de este proceso se encuentra en una limitación energética: petróleo para 40 años, futuro para 40 años –limitación que provoca inmediatamente concentración en la posesión de ese petróleo que se extiende progresivamente a todas las fases de producción y organización- la llave de la inversión del proceso se encuentra en la aparición de un nuevo horizonte energético de apariencia ilimitada: la energía proveniente de la fusión nuclear, próxima etapa del particular “En busca del Fuego” de la humanidad. El resto de energías renovables –eólica, solar, etc.- no pueden cubrir las necesidades energéticas de la humanidad, lo que equivale a decir que ellas no pueden, por sí solas, abrir un nuevo horizonte energético, permitirnos salir de la ecuación cuya resolución actual es el “no future”.
El acuerdo global para el desarrollo de la energía de fusión –y del hidrógeno en general-cuya disponibilidad es de apariencia ilimitada, es la base necesaria sobre la cual será posible para la sociedad, y con ella para el arte, llegar a una nueva etapa de optimismo, de energía para todos. A una nueva modernidad. Ese acuerdo requiere que el capital privado se redirija hacia la investigación en ese sector, mediante los instrumentos financieros adecuados, impulsándolo y acelerándolo.. Ni siquiera es necesario que ese instante llegue para que la mera construcción de este proceso de generación de una nueva fase expansiva comience a generar un entusiasmo asociado al proceso. No hay proceso más urgente en el mundo actual que éste.
La aparición de de esta nueva fase traerá una nueva lógica: ya no será el “o para ti o para mi” actual sino, basado en una energía de apariencia ilimitada, un nuevo “para ti y para mí”. También en el terreno del arte. Es la nueva utopía por llegar, y está a la vuelta de la esquina.

Por Alfredo González Colunga
alfredo_colunga @ telecable.es